Borrar del Facebook a alguien requiere de sangre fría,
autoestima y raciocinio.
Cuando esa persona a la que vas a borrar no te importa es tan
fácil como apretar el botón. En cambio, cuando la persona a la que vas a borrar
la eliminas porque simplemente no la soportas y no entiendes por qué está entre
tu lista de «amigos», entonces, al pulsar el botón de «Eliminar de mis amigos»
se produce un extraño placer que no se puede describir con palabras. Es como un
pequeño grande orgasmo del alma, es algo parecido a purgar tus pecados, como si
un pequeño enano dentro de ti se pusiera a gritar «¡Oh, sí!». No sé si lo
habréis hecho nunca, pero al igual que los chocolates VALOR, este placer
debería ser solo para adultos.
Hay otra parte en lo referente a la eliminación de contactos
en el Facebook que no es tan fácil, esta parte voy a llamarla «Los Ex Cabrones»,
no es que hayan dejado de ser cabrones, sino que han dejado de quererte de mala
manera; de ese tipo de forma que te marca para siempre, y que cuando te viene
algún recuerdo de ellos, viene acompañado de una sensación amarga. Bien, pues
aquí suele ser un poco más difícil tomar la decisión de borrarlos o no. Por un
lado, no quieres volver a saber de ellos, pero por otro lado, sabes que si los
borras del Facebook no los podrás volver a cotillear nunca. Y aunque cotillear
el Facebook de un ex no sea algo muy sano (no, chicas, deberías dejar de
hacerlo. Nunca vais a pensar « ¡Mira qué bien, tiene una novia más guapa que
yo, me alegro por él!» o « ¡Anda mira, ahora que no está conmigo se ha apuntado
al gimnasio y tiene una marcada y seductora tableta de chocolate que se va a
comer la guapa de su novia!». Lo más
parecido que llegaréis a pensar será: « ¡Pero qué idiota y guapo es!» o «Qué
hijo de puta que ahora sí que se cuida… ¡Cabrón! ¡Si es que los mejoro para las
que vienen después!» Solo se me ocurren dos razones para que tener a un ex en
el Facebook sea positivo: Una, que se ponga gordo; y dos, que su novia sea
horrenda. Sí, entonces sí que es placentero hacer una visita al mundo de los ex,
¡eh!), pero además, el cotilleo es un derecho que tiene una ex novia después de
haber compartido tantos momentos íntimos.
Total, que una se planta un día delante de la pantalla de su
ordenador; harta de ver sus publicaciones y sus fotos y decide que ya es suficiente.
Entra en su perfil y tiene dos opciones:
hacer la del «camaleón» o borrarlo. La del camaleón consiste en ocultar todas
sus publicaciones, así no te saldrán en novedades y será como si no existiera,
pero si aún te estás desenganchando, esta opción tiene el inconveniente de que
algunos días de bajón puedes caer en la tentación de entrar en su perfil o de
hablarle por chat, lo que provocaría que emitieras algunos suspiros o que tu
sed de venganza aumentara y, que yo sepa, ninguna de nosotras quiere llegar a la violencia ¿verdad? De esta manera, un día, después de haber hecho el camaleón durante
una temporada, te llega el gran dilema: « ¿Lo borro?».
Este día marca un antes y un después, puede que seas lo
suficientemente valiente para borrarlo y enviarlo a la mierda completamente -lo que te haría sentir realizada y bien contigo misma- o
que, cuando ya tienes el ratón encima de la opción adecuada –que sería
eliminarlo-, te arrepientes y no lo haces. Aquí he de hacer un pequeño inciso,
en el que voy a remarcar que borrar consiste en «pasar» de la persona en
cuestión sin que ella se entere de que lo has hecho, es decir, eso de borrar a
un contacto y enviarle después un mensaje privado diciéndoselo… como que no
vale, que nos conocemos.
Saber si eliminar a un ex o no, ya es algo muy
personal, yo solo voy a dar un pequeño consejo: Si lo borráis en el Facebook, no
lo empecéis a seguir en Twitter.