viernes, 5 de diciembre de 2014

Presagio de futuro

Soñando con su boca soñé que me quemaba. Sentía el ardor de las heridas que él iba dejando en mis labios. Su aliento contra el mío, nuestros cuerpos hecho uno. Consumiéndonos como una cerilla encendida, como un cigarro en un día airado.

Me desperté sudando. Media hora de agua fría en la ducha no fue bastante para olvidar su recuerdo, como bien sabía que no lo sería ni una vida entera.

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