Tener una sonrisa bonita no consiste en que tus labios y tu
dentadura sean perfectos. Hay algo más dentro de esa concepción. Personalmente,
soy fan de ese brillo que captura a las
personas que son felices, de ese parpadeo despreocupado y esa mirada que dice
mucho más de lo que hablas, que insinúa, que cautiva, que enamora. Y puedo afirmar que no existen sonrisas
bonitas que vayan acompañadas por ojos tristes que no saben hacia donde mirar.
La tristeza y la felicidad son elementos claves para tener
una sonrisa perfecta, para que ese brillo pueda llegar a tus ojos.
¿Habéis intentado sonreír estando tristes? Es como respirar con la nariz tapada; sabes que lo estás haciendo como siempre pero que no sirve para nada. De poco sirve forzarte, de poco sirve crearte cánones de belleza, de poco sirve pintarrajearte toda. Si lo que quieres es tener una sonrisa “perfecta”, solo te hace falta saber que la verdadera perfección es que estés a gusto contigo misma, y esto no se puede ver, pero sí reflejarse. Y cuanto más feliz estés, más perfecta serás.
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